Desde el cielo cayó un astro que se muestra sin color,choca contra mis dos manos, habla desde su interior.Gira el cosmos en silencio, crece la estación en florque se mezcla con el cuerpo de un pequeño girasol.Gira y luego una explosióncon su manto tornasol,y el espacio hasta su finnos entrega un serafín.Me dirijo hacia la tierra en un vuelo sideral,una nave me intercepta, es hora de aterrizar.Caigo en una gran meseta sin saber donde mirar,el instinto se alimenta, solo debo caminar.Y el galope de este andarme parece idealizarun caballo, sin saberque subí a este carrusel.

Mostró la acuarela ese mundo, acorde que se mezcla entre la llovizna,
guitarra y mano enarbolando el sonido,
estampida de viento, arte, caleidoscopio colorido.
Pétrea se encuentra el alma sin arpegio, muda la noche y tan frío el día,
de la cantora madera que habla como un río,
dulce sonido, letra, latido a latido.
Y más aún la creación, la forma en que nace el verso y la armonía,
dibuja en mi interior el canto y el camino,
ave del alba muestrame tu trino.

De vez en cuando mi contemplacion es tan incierta,
arrebosada sobre manantiales y ocasos,
desenfrenada, loca, avismante y esbosando
una palabra al viento, a la pasión, al ser humano.
De vez en cuando lanzo un pensamiento atiborrado
de vida o de muerte, de ilusión o desencanto,
mostrando que mi centro son dos puntos atisbados
por un valioso y noble juramento enarbolado.
De vez en cuando canto para algún discernimiento,
para la causa simple de encontrarme en mis recuerdos
y reanimar al hombre a encontrar el punto exacto
donde sienta que nazca su alegria, su verdad.
De vez en cuando quiero encontrarme aqui contigo,
ver si acaso consigo cambiar este sentimiento,
sentir el epicentro que me llama a la locura,
valerme de un sentido para realizar lo eterno.
De vez en cuando pido una mañana tan celeste,
tan mesurada como una estación de primavera,
regocijarme sobre una brisa que se apega
a la figura fertil de tu naturalidad.
De vez en cuando hago que mis sueños e ilusiones
logren un desahogo en esta globalidad,
rompiendo con la torpe sensación de las quimeras,
sintiendome tan pleno, tan lleno de libertad.