sábado, 23 de abril de 2011

Quastuosa


Divisa la avenida, quizás ya se pasean
las claras celestinas con todas sus diademas,
se toman las esquinas, sus manos difamadas,
entregan asuzenas que nadie simboliza
a amor ni a melodía, el cándido reflejo se marcha,
no hipnotiza su magia, no ilumina...

Divisa en dirección al arte de sus vidas,
inerte ya es el corazón que pide sin salida,
la tenue ilusión, el mágico esplendor del cielo
que es un arco incierto de cenizas
y el giro de esa rueda te busca
para hacer sonar la voz de sus miserias y sus ruinas.

Divisa la asesina mirada de cristina, sus ojos son el fuego,
sus labios cicatrizan, estúpido encontrar cariño,
sobriedad en cada forma de sus pasos, en su fuerte andar
y sigue su marea de vestido y cartera de nácar
sus tacones dan sonidos de metralla.

Esta es la tonada de la soledad, eres diosa de la calle en libertad,
divina, prodigiosa sin nadie, sin corona y que espera entre las rosas
un instante de esplendor, donde nadie te conozca como ahora:
entre penumbras, en la bruma peligrosa...

martes, 19 de abril de 2011

Lluvia


La lluvia ha dejado estelas que caminan por las calles
donde todo se refleja en llamarada fulgurante
y el olor a tierra mojada nace con cierta fragancia
que inspira a la estación y colorea su prestancia.

Es tan vital la nube en instantes como esos,
su finalidad se expresa como un rabioso beso
que se junta con la biosfera y mantiene el equilibrio
en constante equidad y en un silencioso brío.

Portentoso ha de ser entonces el cielo grisáceo,
majestuoso en cada imagen cuando un rayo se estrepita
fuertemente, tan febril, como hostil y hermosa chispa
que se muestra en magnetismo junto al son de su trino.

Ciertamente, en alabanzas, esperamos un encuentro
con la lluvia, con el rayo, con el trueno y sus azañas
para que la tierra fertil nos entregue su labranza
y en compás con la foresta divisemos nueva savia.